Hay patologías a nivel del pie que se escapan de las afecciones más comunes que vemos en consulta, pero que resultan imprescindibles conocer y saber identificar. Por ello, nuestro director y podólogo, Borja Pérez, asistía hace unos días a un curso pie reumático, organizado por el Colexio Oficial de Podólogos de Galicia.
¿Qué es el pie reumático?
Se trata de una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a todo el aparato locomotor teniendo especial presencia en manos y pies. Los tejidos que degrada son diversos: tendones, huesos, piel, nervios, etc. La degradación de los tendones evoluciona hacia una rotura de los mismos y a nivel óseo va relacionada con la osteoporosis que da lugar a fracturas de estrés entre otros problemas.
La padecen aproximadamente un 0.5% de la población mundial, indistintamente del lugar de origen, en personas a partir de los 25 años estando más presente en mujeres que en hombres, aunque a partir de los 60 años la desproporción tiende a equilibrase.
Síntomas del pie reumático
La sintomatología que refieren los pacientes es dolor a nivel de los pies, especialmente a nivel del antepié durante los primeros pasos del día, incrementándose cuando se realiza una compresión transversal del antepié.
Una de las afecciones que presentan es la entesopatía del tendón calcáneo (antiguamente tendón de Aquiles) que no necesariamente debe ser bilateral, aunque la más común es la artritis reumatoide siendo en este caso una constante que la afectación se presente en ambos pies de forma simétrica.
Tratamiento del pie reumático
Los tratamientos necesariamente deben ser multidisciplinares, ya que esta enfermedad tiene repercusiones en varios niveles más allá del pie, rodilla, cadera, etc.
Cualquier tratamiento conservador o quirúrgico tiene como objetivo prioritario disminuir la intensidad del dolor y posteriormente recuperar en la medida de lo posible la funcionalidad.
Un elemento fundamental será la adaptación del calzado estándar para ofrecer amortiguación a nivel del talón y un elemento en balancín para limitar la movilidad del tobillo y articulaciones metatarsofalángicas, lo que permite de entrada disminuir el dolor.
El tratamiento del pie reumático constituye en si mismo un reto en el que varios especialistas deben colaborar desde sus respectivos campos. Es además esencial explicar con claridad al paciente cuáles son los objetivos de los tratamientos propuestos, y que rango de mejora es posible alcanzar para que las expectativas se ajusten a la realidad.
Fuente: Ilustre Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana