Artritis Reumatoide y podología
La artritis reumatoide es una enfermedad sistémica crónica inflamatoria que afecta desde las articulaciones a los tejidos circundantes de todo el cuerpo desde la cabeza a los pies (espalda, codo, cadera, rodillas, pies…etc). La causa de esta enfermedad (AR) es de etiología desconocida, se considera una enfermedad autoinmunitaria. Puede presentarse a cualquier edad, pero dos terceras partes de sus enfermos son mujeres y más común en la tercera edad.
Desde el punto de vista epidemiológico, se puede decir que esta patología afecta al 0,5% de la población general, pudiendo aparecer a cualquier edad, predomina entre los 25 y 55 años y en su mayor parte (dos tercios de los casos) a mujeres, aunque esta desproporción tiende a equilibrarse a partir de los 60 años.
La tarjeta de presentación del enfermo reumático son sus manos que pese a la gran deformidad que presentan, no han perdido su funcionalidad, sin embargo su mayor dolor procede de los pies por ello consideramos importante el estudio y tratamiento de la afectación de esta enfermedad en los pies. Su tratamiento debe incluirse dentro de una estrategia médico-quirúrgica global del paciente en la que se encuentre un equipo multidisciplinario: reumatólogo, cirujano ortopédico, podólogo, fisioterapeuta y técnico ortopédico.
El pie es la parte más afectada dentro del cuadro de la poliartritis generalizada, el metatarso es la zona más afectada aunque también daña otras articulaciones del mismo como el tobillo entre un 15% y 50%. La artritis reumatoide desencadena una serie de deformaciones distintas según el tipo anatómico del pie.
La naturaleza de ésta enfermedad afecta no solo a las articulaciones, sino también a los tendones, los huesos, la piel, los músculos, los vasos y los nervios de diferentes formas que ahora resumimos:
– Articularmente: incipiente fase de sinovitis, con secundaria afectación de la cápsula articular y pérdida en los ligamentos de sus propiedades; esto explicaría la facilidad de subluxación y luxación de las articulaciones. En fases más avanzadas y como luego comentaremos, destrucción del cartílago y su consecuente incapacidad funcional de la articulación.
– Lesiones tendinosas: Empiezan en la vaina y la sinovitis va destruyendo el tendón hasta provocar su rotura.
– Óseo: Observamos radiológicamente un tejido osteoporótico y en directo un hueso débil, que se va agravando con la toma de corticoides, favoreciendo la fractura de los mismos. Destacaríamos el signo de Galmiche, una muesca en la cabeza del quinto metatarsiano, que simula un mordisco.
– Piel: Delgada y frágil, desvitalizada y se rompe con facilidad pudiendo crear ulceraciones.
– Vascularmente: Es común la aparición de vasculitis que afectan a los vasos más pequeños y mostrarán a través de la piel pequeñas arañas vasculares. Este factor esta íntimamente relacionado con la cicatrización.
– Nódulos cutáneos: Una vez alterado el sistema vascular podremos observar pequeños nódulos bajo la piel en zonas de roce, muy típico de ésta patología.
– Lesiones musculares: Localizamos afectación en las arteriolas del tejido conjuntivo intersticial, que junto con la falta de actividad de éstos pacientes por dolor, nos dará lugar a la atrofia muscular.
– Neurológicamente: El conjunto de afectaciones anteriores dará lugar a una afectación en el perineuro creando neuropatías sensitivas o sensitivomotoras. Además la afectación en los huesos y sus deformidades, puede crear atrapamientos de los nervios.
El diagnóstico del pie reumático se basa en sus signos clínicos y pruebas complementarias como la gammagrafía ósea, RNM y radiografía convencional; pero resulta imprescindible el factor reumatoide (FR) que consta de las proteínas HLA B27 Y PCR y la VSG, en una analítica convencional y más efectiva, una anatomía patológica de la vaina sinovial, ya que los análisis pueden ser negativos durante los primeros meses, haciendo la prueba menos útil para el diagnóstico temprano. Estos factores también existen en pacientes que no presentan ninguna enfermedad y en pacientes con otras enfermedades, pero con menor frecuencia que en los que padecen AR.
La artritis reumatoide puede dar la cara en jóvenes, pero como hemos comentado anteriormente su diagnóstico y tratamiento puede ser efectivo y si su diagnóstico es temprano, por ello el podólog@ no solo cuida solo de tus pies, puede ayudarte a desenmascarar otras enfermedades que afectan a todo el cuerpo.
Fuente: Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana